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El sitio de Ostende (1601-1604)
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El sitio de Ostende (1601-1604)
EL SITIO DE OSTENDE (1601 – 1604)
La sacrificada y oscura guerra de sitio a ciudades altamente fortificadas que los tercios españoles libraron en Flandes en condiciones penosas, daban lugar a algunas victorias obtenidas con más daño del vencedor que del vencido a causa del elevado número de bajas que ocasionaban los prolongados asedios. En realidad, más que sitios, se trataba de batallas estáticas de larga duración, que dejaban maltrechos a sitiadores y sitiados. Un claro ejemplo se produjo en el cerco a la plaza fortificada de Ostende, que contaba con una guarnición de unos ocho mil hombres (ingleses, franceses y holandeses) con la cooperación de fuerzas navales anglo-holandesas que la abastecían desde el mar. En estas condiciones, el asedio presentaba una tremenda dificultad. El cerco duró tres años, y comenzó el 5 de junio de 1601, con la participación de los tercios españoles de Rivas, Monroy y Villar. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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Una primera y furiosa salida de la guarnición sitiada tuvo que ser rechazada por dos mil quinientos españoles del tercio de Monroy, pero este maestre de campo murió de un cañonazo, y se hizo cargo del tercio Simón Antúnez, que rechazó una segunda salida a costa de graves pérdidas. (Hacer click para ampliar)
Diariamente se producían cañoneos y escaramuzas, en una de las cuales mataron de un tiro de mosquete al maestre de campo Juan de Bracamonte, cuyo tercio pasó a Álvaro Juárez de Quiñones. A finales de ese año, un formidable asalto de los sitiadores costó mil trescientas bajas sin resultado alguno, al que sucedieron otros muchos con derroches de valor y ataques continuos por ambas partes, en los que cayeron el maestre de campo Diego Durando y gran número de oficiales.
El cerco iba camino de eternizarse cuando se hizo cargo del ejército el genovés Ambrosio de Spínola, rico comerciante y banquero que había ofrecido al gobierno español sus servicios para levantar y mantener a su costa un ejército bajo su mando. Pagando bien y al contado, Spínola logró formar dos tercios de veinte compañías que incluían a unos dos mil soldados “viejos” españoles. Spínola se reservó el mando nominal de uno de los tercios, dejando la jefatura efectiva al sargento mayor Pompeo Giustiniano, quien ya había combatido en Flandes con quinientos corsos a los que el historiador Almirante califica de “excelente tropa”.
A mediados de abril de 1602, los trabajos para instalar las baterías y demoler las defensas de Ostende tomaron proporciones gigantescas, con inmensos terraplenes y plataformas. El general holandés Mauricio de Nassau, para dividir al ejército español y distraer fuerzas del sitio, lanzó un ataque de veinticinco mil infantes y cinco mil caballos contra la ciudad de Grave, que se le rindió dos meses más tarde después de sufrir un diluvio de bombas. En septiembre de 1603 el desaliento se había extendido entre los sitiadores, que pensaron levantar el cerco a ver que no adelantaban a causa de los continuos refuerzos (gran parte ingleses) que la plaza recibía desde el mar, pero la retirada pudo evitarse por la obstinación de Spínola, que se comprometió a continuar el asedio, y con gran sentido práctico concluyó los trabajos para bloquear completamente la plaza mediante la construcción de un gran dique y la excavación de nuevas trincheras. Al mencionado dique siguió otro de enorme altura y gran espesor construido por el tercio se Simón Antúnez, y el sitio de Ostende se apretó, a pesar de las fatigas y un derroche de pérdidas humanas. El mismo maestre Pompeo Giustiniano, apenas curado de una herida, recibió otra mayor en el brazo derecho y hubo que amputárselo. Al esfuerzo del ejército sitiador respondió Mauricio de Nassau poniendo sitio a La Esclusa (Sluys), ciudad portuaria cercana a Ostende, que se rindió por hambre en agosto de 1604.
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A la guerra en superficie se añadía la subterránea de minas y contraminas, con voladuras continuas que dejaban a las compañías en cuadro. Pero al fin a primeros de septiembre de 1604 se consiguió cegar el canal por el que Ostende recibía sus refuerzos, y el tercio de Antúnez consiguió coronar los dos principales fortines que protegían la plaza. Pocos días después, la guarnición defensora (unos cuatro mil hombres) se rindió y Spínola, en un alarde de cortesía, lo celebró dando un banquete al gobernador enemigo que había capitulado. Pero el sitio había costado muy caro tanto a los vencedores como a los vencidos, con más de treinta mil bajas por cada bando. A esto, hay que sumar millares de civiles muertos en Ostende. (Hacer click para ampliar)
Tras la rendición, los ejércitos españoles encontraron una ciudad completamente devastada. La ciudad era ruina en su totalidad, llena de cráteres, trincheras y cuerpos insepultos (hoy en día se compara su aspecto con Verdún de la Primera Guerra Mundial). El cansancio económico y militar por un asedio tan largo llevaría a los dos bandos en conflicto a mantener una silenciosa tregua durante el invierno de 1604–1605, preludio de la tregua de los doce años firmada en 1609. La cual conllevaría un periodo de paz en Europa conocido como la “Pax Hispánica”, en el que España seguiría manteniendo su supremacía en Europa como primera potencia política, económica y cultural a nivel mundial. En 1621 ambas potencias no lograrían ponerse de acuerdo para prorrogar la tregua, con lo que la guerra continuaría. Posteriormente se produciría el asedio a Breda.
Bibliografía:
"Tercios de España, la infantería legendaria". Fernando Martínez Laínez y José María Sánchez de Toca.
Re: El sitio de Ostende (1601-1604)
¡Gracias Argentum! La guerras de Flandes fueron muy duras. Los españoles ejercieron una dura represión por defender la fe católica, la verdad es que no dejaron buena huella. El Duque de Alba III por ejemplo fue bastante cruel en sus campañas por Holanda. Actualmente en la última estrofa del himno holandés todavía les guardan un recuerdo a los tercios:
"Mi alma se atormenta
Oh noble pueblo fiel
Viendo cómo te afrenta
El español cruel."
"Mi alma se atormenta
Oh noble pueblo fiel
Viendo cómo te afrenta
El español cruel."
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